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Un logro científico sin precedentes ha permitido el «renacimiento» de los lobos terribles, una especie extinta hace más de 10,000 años. Tres cachorros, llamados Rómulo, Remo y Khaleesi, nacieron entre octubre de 2024 y enero de 2025 gracias a la ingeniería genética avanzada liderada por la empresa biotecnológica Colossal Biosciences.

¿Cómo se logró la resurrección?

El proceso no consistió en clonar directamente tejido antiguo, sino en modificar el ADN de lobos grises modernos utilizando tecnología CRISPR. Los científicos identificaron y editaron 14 genes clave en puntos específicos del genoma para replicar las características físicas y comportamentales del lobo terrible. Estas modificaciones incluyeron rasgos como mayor masa muscular, tamaño del cráneo y densidad del pelaje.

El genoma completo del lobo terrible fue reconstruido a partir de fósiles antiguos, incluyendo un diente de 13,000 años encontrado en Ohio y un hueso del oído interno de 72,000 años hallado en Idaho. Este genoma permitió a los investigadores diseñar genéticamente lobos grises para que se asemejaran a sus extintos antecesores.

Características de los nuevos lobos

Los cachorros presentan características distintivas como pelaje blanco largo, mandíbulas musculosas y un tamaño significativamente mayor al de los lobos grises modernos. Se espera que alcancen hasta 1.80 metros de altura y 70 kilogramos de peso en su madurez. Actualmente viven en una reserva ecológica secreta en el norte de Estados Unidos, donde son monitoreados por un equipo especializado.

Impacto y controversias

Este avance marca un hito en el campo de la desextinción, pero también genera debates éticos y científicos. Algunos expertos cuestionan si estos animales pueden considerarse verdaderos lobos terribles o simplemente imitaciones genéticas. Además, se plantea la incertidumbre sobre su impacto ecológico y su capacidad para adaptarse al entorno moderno.

La resurrección del lobo terrible podría abrir puertas para traer de vuelta otras especies extintas, como el mamut lanudo, revolucionando la biotecnología aplicada a la conservación. Sin embargo, este avance también plantea preguntas sobre los límites éticos y prácticos de alterar el pasado natural.

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