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En apenas siete minutos, cuatro asaltantes ejecutaron un robo digno de una película en el Museo del Louvre, en París. El golpe, ocurrido durante la madrugada del domingo, tuvo como objetivo una de las salas más resguardadas del recinto: la que alberga parte de las joyas de la Corona francesa. Los ladrones, equipados con herramientas de precisión y una escalera metálica, lograron acceder al área a través de un ventanal lateral, evitando los sensores de movimiento y las cámaras principales de vigilancia.

Entre las piezas robadas se encuentran la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III; un broche de diamantes perteneciente a María Antonieta; un colgante de oro con zafiros y esmeraldas del siglo XVIII; y varios anillos con rubíes y piedras preciosas que formaban parte del Tesoro Real de Francia. Según expertos del museo, el conjunto tiene un valor histórico incalculable y su pérdida representa un golpe irreparable al patrimonio cultural francés.

La Policía de París ha desplegado un operativo especial de búsqueda, revisando cámaras de seguridad en los alrededores del museo y rastreando posibles rutas de escape. Aunque no se descarta la participación de una banda internacional especializada en arte y antigüedades, hasta ahora no se han realizado detenciones. Las autoridades trabajan con la Interpol para impedir que las piezas salgan de territorio europeo.

Este robo recuerda el célebre hurto de la Mona Lisa en 1911, aunque en esta ocasión los ladrones demostraron una organización y rapidez propias de una operación meticulosa. La dirección del Louvre ha reforzado de inmediato las medidas de seguridad mientras se evalúan los daños y se inicia una investigación interna sobre posibles fallas en el sistema de vigilancia.

Foto de Michael Fousert en Unsplash

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