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El 23 de marzo de 2020, el gobierno mexicano inició la Jornada Nacional de Sana Distancia como medida para frenar la propagación del COVID-19. Esta jornada incluyó la suspensión de actividades no esenciales, el cierre de escuelas y la promoción del distanciamiento social, entre otras medidas. Sin embargo, la situación empeoró, lo que llevó a la declaratoria de emergencia sanitaria el 30 de marzo de 2020, que se mantuvo vigente hasta el 9 de mayo de 2023.

Durante este periodo, la pandemia dejó un impacto devastador en México. Según datos oficiales, desde el inicio de la pandemia en febrero de 2020 hasta el 8 de mayo de 2023, se registraron 333,961 muertes confirmadas por COVID-19. Sin embargo, el exceso de mortalidad, que es un indicador más preciso del impacto de la pandemia, revela cifras aún más alarmantes.

  • 2020: Se estimaba que ocurrirían 770,762 muertes, pero se reportaron 1,087,507, lo que representa un exceso de 316,745 muertes, de las cuales 215,617 estuvieron asociadas a la pandemia (68%).
  • 2021: Se esperaban 777,860 defunciones, pero se registraron 1,095,480, con 249,466 muertes asociadas a COVID-19 (78%).
  • De enero de 2020 a diciembre de 2021: Se calculaba que habría alrededor de 1,500,000 defunciones, pero ocurrieron 2,194,713, lo que representa un exceso de 704,358 muertes (47.26%).
  • De enero de 2020 a septiembre de 2022: Se esperaban cerca de 2,100,000 muertes, pero se registraron 2,820,990, un exceso de hasta 793,625 muertes.

Estas cifras reflejan no solo las muertes directas por COVID-19, sino también el impacto indirecto de la pandemia en el sistema de salud y la sociedad en general. México se convirtió en uno de los países con mayor exceso de mortalidad durante la pandemia, lo que subraya la gravedad de la crisis sanitaria y sus consecuencias a largo plazo.

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