Cerca de cien personas se dieron cita en la Fundación Poniatowska para celebrar la inauguración de Colores del tiempo: Momentum Vitae, exposición del artista nahua Gregorio Guerrero Díaz. La velada, acompañada de pintura y poesía, se convirtió en un encuentro íntimo y colectivo, donde las obras dialogaron con cada asistente en un lenguaje de memoria, materia y sensibilidad.

Guerrero, con la madurez y maestría que otorgan los años, presentó una serie marcada por una pátina que ilumina la experiencia visual con una fuerza simple y a la vez poderosa. Sus trazos espontáneos y huellas de color se convirtieron en caminos abiertos hacia la naturaleza, invitando a sentir la sensualidad de las formas y texturas, y a reconocerse en esa realidad personal que, al expandirse, se vuelve compartida.

La exposición no solo mostró la grandeza de un lenguaje plástico enraizado en la tradición nahua y expandido hacia lo universal; también dejó al descubierto el rol del arte como espacio de encuentro y transformación. La poeta Natalia Toledo también se hizo presente con su poesía y talento, haciendo de esa inauguración, una noche especial.

En esta noche inolvidable, pintura y poesía se entrelazaron para reafirmar que la creación artística es vida, memoria y un puente hacia lo esencial: la emoción compartida.



