En la frontera entre las provincias de Sumi (Ucrania) y Kursk (Rusia), donde se libra una de las batallas más intensas de la guerra, Rusia ha introducido una tecnología militar revolucionaria en 2025: el uso masivo de drones bomba conectados al piloto mediante cables de fibra óptica. Estos drones, que se controlan a través de estos finos cables similares a hilos de pescar, permiten un control preciso y seguro, con un radio de acción que puede alcanzar hasta 15 kilómetros dentro del territorio ucraniano. Esta tecnología ha sido empleada especialmente en la región de Kursk para apoyar el avance ruso y casi expulsar a las tropas ucranianas de esta provincia rusa.
El uso de drones con fibra óptica comenzó de forma experimental hace un año, pero desde diciembre de 2024 su empleo se ha masificado. Aunque Ucrania ha intentado responder aumentando su producción de drones, aún está por detrás de Rusia en este aspecto. La única defensa efectiva contra estos drones es proteger las vías logísticas con redes físicas, lo cual es muy difícil de implementar a gran escala debido a la extensión del frente.
Estos drones forman parte de una evolución en la guerra de Ucrania, donde los vehículos aéreos no tripulados han adquirido un papel central. Rusia ha combinado estos drones con bombas aéreas guiadas para atacar las primeras líneas de defensa ucranianas, aunque Ucrania ha desarrollado sistemas de interferencia para reducir la precisión de estos ataques.
En resumen, la guerra en la frontera entre Sumi y Kursk destaca por la innovación rusa en el uso de drones bomba conectados por fibra óptica, una tecnología que ha cambiado la táctica militar en 2025 y que representa un desafío tecnológico y estratégico para Ucrania.