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Por Ulises Castellanos

Al expresidente Ernesto Zedillo, lo fotografié muchas veces, desde que fue secretario de Estado, pasando por cu candidatura en 1994, que arrancó en Lomas Taurinas y durante su presidencia.

Hoy lo traigo a cuento, porque de pronto, él mismo salió de las catacumbas de la historia al publicar un texto en Letras Libres y con ello pretender enfrentar a la actual presidencia de la República. Y el tiro le salió por la culata.

Vamos por partes, esta foto que hoy les presento, la tomé hace exactamente 30 años en su primer y única conferencia de prensa en Los Pinos, fue tan desastrosa su “presentación” a los medios en aquella ocasión, que prefirieron cancelar el ejercicio. Corría el año de 1995.

De hecho, a bote pronto, siempre dio la impresión, no sólo de que NUNCA quiso ser Presidente de México, siempre se le veía “inseguro”, “sin ganas”, “desanimado” además de que jamás había ganado una elección de corte popular, hasta antes de su triunfo en 1994. 

En los hechos, fue un desastre su gobierno, no sólo por haber generado la peor crisis económica de que se tenga memoria, sino por todo lo que siguió después; para rematar con el derrumbe del PRI, que por primera vez en todo el siglo XX, lo perdió todo.

Zedillo fue el último presidente del PRI, desde su fundación en el siglo pasado. ¿Cómo es posible que ahora lo traigan como nuevo paladín de la oposición? Es incomprensible. Aquí unos datos para refrescar la memoria colectiva.

Ernesto Zedillo fue presidente de México de 1994 a 2000, ojo con esto: él fue el último mandatario del PRI tras 71 años de gobiernos ininterrumpidos de este partido. Su sexenio estuvo marcado por retos significativos en los ámbitos económicos, políticos y sociales, y en casi todos fracasó.

Recordemos, su manejo de la crisis económica de 1994-1995 («Efecto Tequila»): Apenas asumió, Zedillo y enfrentó una grave crisis financiera que provocó una devaluación abrupta del peso y una recesión económica. Para estabilizar la economía, gestionó dos préstamos por 20,000 millones de dólares con Estados Unidos y aplicó el Fondo Bancario de Protección al Ahorro (Fobaproa) para rescatar al sistema bancario. Si bien esto permitió una recuperación económica durante el resto de su mandato, con crecimiento promedio del PIB de 3.4% anual y una inflación controlada hacia el final del sexenio, la deuda sigue vigente al día de hoy.

Aunque estabilizó la economía, la crisis provocó desempleo, quiebras y pérdida del poder adquisitivo para amplios sectores. El crecimiento económico no se tradujo en mejoras significativas en la calidad de vida ni en los salarios de la población.

Luego Zedillo impulsó reformas electorales que fortalecieron la transparencia y la imparcialidad de los procesos electorales, incluyendo la autonomía del Instituto Federal Electoral (IFE). Pero durante su mandato, el PRI perdió la mayoría absoluta en el Congreso por primera vez y en 2000 las elecciones llevaron a la presidencia a un candidato de oposición, Vicente Fox, poniendo fin a siete décadas de hegemonía priista. Imaginen lo que piensan de él, en las filas del PRI.

Su gobierno enfrentó nuevos problemas con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Aunque Zedillo prometió no usar la violencia, incrementó la presencia militar en la región, lo que aumentó la tensión y no resolvió plenamente el conflicto ni cumplió los acuerdos indígenas de San Andrés. Es más, quizo arrestar a Marcos y en eso también fracasó.

Creo el Consejo de la Judicatura Federal, pero acabó con TODOS los ministros de la Suprema Corte de Justicia de un plumazo, para sustituirlos por menos de la mitad de los que existían.

Y por si fuera poco, durante su administración ocurrieron masacres como las de Aguas Blancas y Acteal, perpetradas por fuerzas estatales, que marcaron negativamente su mandato.

Su presidencia es vista como un punto de inflexión que le abrió las puertas a la transición democrática en México, dando paso al primer gobierno nacional de oposición en el año 2000, de acuerdo, pero el sexenio de Fox fue absolutamente decepcionante, y paradójicamente, ese mismo año, también ganó López Obrador la Ciudad de México y lo demás es historia.

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