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Por Raciel Rivas

Recientemente nos reunimos con la escultora Itz Roa para hablar sobre la vida moldeada desde las manos, y su taller-estudio Roa Ceramic. 

“He vivido muchas vidas, necesito aprender nuevas habilidades” dice Itz Roa con una determinación y al mismo tiempo una especie de sincera sencillez, antes de sorber su té. Llevamos varios cuartos de hora hablando de las máscaras que ella produce en cerámica. Itz Roa es escultora, pero no solo le interesa intervenir con sus manos el molde de la materia, le interesa saber cómo se moldea el pensamiento. En este sentido hacemos un gran par, le comento que Deleuze hablaba sobre el desenvolvimiento del pensamiento, de esa “plasticidad”, por pensar en un sentido escultórico, de las ideas. Escultura y filosofía, en ese sentido podrían caber en un mismo molde.  Itz ha hecho máscaras, muchas y variadas. 

-¿Por qué las máscaras? 

-Por el ritual, las máscaras son un instrumento, juegan a ser lo que queremos ser. Permiten ser eso que nunca quizás lleguemos a ser. La Itz madre difícilmente haría muchas cosas que hago sin pensarme madre. En ese sentido digo que he vivido muchas vidas. La impermanencia del personaje es lo único constante. Así que todos los personajes que he vivido me han llevado a poder tener esta conversación. Yo ya renuncié a entenderme, soy camaleónica, y me adapto a las situaciones. También he vivido en muchos lados: Sonora, Yucatán, pasando por Turquía y Roma. Por eso para mi la cerámica es la analogía de la vida, cambia mucho, pero necesitas mucha paciencia en esos cambios. Necesitas sobre todo mucha tolerancia a la frustración. En cerámica, el clima, el horno, puede cambiarte por completo la situación ¿Acaso no es igual a sí en la vida? (Risas) Nadie tiene completo control sobre las cosas.

-En ese descontrol de la vida ¿Cómo llegaste a la cerámica?

-Fue algo inesperado. Una amiga tenía un taller de cerámica y un día le ayudé a hacer vaciados. Ella me dejó experimentar por primera vez en su taller y ahí me fascinó. Me di cuenta que ¡necesito sentir las cosas! Posteriormente entré a la Escuela de Artesanías del entonces INBA en Xocongo. Además de que un tiempo viví en Metepec y las célebres piezas del “árbol de la vida” me parecieron desde entonces unas obras maestras por sus iconografías, simbolismos y destreza escultórica. 

-¿Quiénes han influido tu quehacer artístico desde la escultura?

-Sin duda, Tina Marais y sus procesos colectivos.  Por supuesto, la cerámica de los sumerios y la antigua mesopotamia. Admiro mucho los mosaicos en alto y bajo relieve. Esos toros alados, las musas, los entes del viento. ¡Ojalá algún día pueda hacer un mural de cerámica! 

-Y justo en este devenir de lo que estás haciendo o quieres hacer, cuéntanos más de tu taller y estudio de cerámica ¿Dónde está? ¿Y qué viene próximamente?

Mi estudio se llama Roa Ceramic Studio y está en Agustín Delgado 274 en la colonia Tránsito. Cada mes estaremos haciendo un open studio, y estaremos próximamente teniendo la presencia de uno de los mayores exponentes de la gráfica y escultórica mexicana, es decir, Joel Rendón. 

Raciel Rivas. 

Raciel es un nuevo colaborador de Zona Zero y le damos la bienvenida.

Nació en Tehuantepec, Oaxaca en 1990.
Es filósofo y curador. Ha colaborado en museos de México como el Museo Nacional de Arte, el Museo del Palacio de Bellas Artes. Y ha desarrollado exposiciones y proyectos culturales a nivel internacional en España, Francia, Alemania, Cuba, Indonesia, Tailandia y Vietnam.

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