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La historia de la Isla de las Muñecas en Xochimilco gira en torno a Don Julián Santana, quien encontró el cuerpo de una niña ahogada en los canales de la zona y, para apaciguar su espíritu, comenzó a colgar muñecas por toda la isla. Según la leyenda, Don Julián intentó salvar a la niña sin éxito y después de su muerte se refugió en la isla, colgando muñecas para protegerse de los espíritus que sentía lo visitaban, creyendo que las muñecas estaban poseídas y podían ahuyentar a esos fantasmas. Poco a poco, se volvió ermitaño y la isla se llenó de muñecas que recolectaba de la basura y de otros lugares, creando un ambiente tétrico que ahora es un punto turístico en Xochimilco.

El espíritu de la niña se dice que pedía su muñeca, y desde entonces Don Julián fue considerado un hombre obsesionado y perturbado, que escuchaba lamentos y pasos en la isla. Después de su muerte, ocurrida en 2001 en el mismo canal donde encontró el cuerpo de la niña, la isla se convirtió en un lugar de interés para quienes buscan experimentar su misteriosa atmósfera. La leyenda combina elementos de sincretismo religioso, folklore local y tradiciones mexicanas sobre espíritus y ofrendas, haciendo de la isla un símbolo de la cultura popular y un destino turístico lleno de misterio.

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