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Por Diana Juárez

«Emocional, física, mental, económica y socialmente, ¿para cuántos hijos te alcanza?», cuestiona Violetas Escuela de Mujeres.

Estoy a menos de un mes de que nazca mi bebé. La forma en que quiero que llegue al mundo está determinada, en parte, por la posibilidad de tener otra cría. Al principio, mi esposo y yo estábamos seguros de que queríamos intentarlo de nuevo. Cuando compartimos esa idea con el doctor, nos habló desde su experiencia: del tiempo, dinero y energía que había invertido en su hija.

“Apenas y nos alcanza para una”, nos dijo.

Esa charla nos dejó pensando en el tiempo que debemos invertir en un hijo y si realmente queremos tener otro. Poco después me encontré con un gráfico de Violetas Escuela de Mujeres que decía: “Emocional, física, mental, económica y socialmente, ¿para cuántos hijos te alcanza? La maternidad no es un instinto.”

Changos… Ese post me llevó a una pregunta que no había formulado con claridad: ¿dónde quedo yo?, ¿cuáles son mis planes a largo plazo?

El ginecólogo nos contó que el grupo de amigos de su hija se convirtió en su propio grupo de amigos. Sus tiempos libres se transformaron en fiestas infantiles. ¿Y nuestros espacios? Claro, está esa frase de siempre: “Ser madre es hermoso”, como dice mi amiga Sandra, quien decidió tener solo un hijo.

Ella me cuenta:

—Desde que me convertí en mamá, mi vida cambió por completo. Dejé de lado muchas cosas que disfrutaba, como hacer ejercicio, salir con amigas o simplemente tener tiempo para mí. Al principio, mi hijo fue mi centro total, y eso hizo que incluso dejara de compartir muchas cosas con mi marido.

Ahora que él ha crecido un poco y ya no depende tanto de mí, intento recuperar espacios: compartir más como pareja, reconectar con mis amigas, y sobre todo, volver a sentirme yo. Pero no es fácil.zMi rutina es una carrera constante: preparar el lunch, correr al trabajo, comprar comida, llegar a tiempo a la escuela, trabajar desde casa, llevarlo a sus actividades… y al final del día, el cuerpo ya no da más.

Ser mamá es hermoso, pero también implica dejar muchas cosas en pausa. Poco a poco estoy aprendiendo a buscar un equilibrio. —

Estando a tres semanas de tener a mi bebé, me pregunto: ¿qué haré cuando necesite escribir?, ¿cuando tenga que preparar clases?, ¿cuando deba ir a un congreso académico?, ¿cuando quiera ir por un café con mis amigas? ¿Será que con un hijo sea suficiente?

Si revisamos los datos, vemos que las mujeres somos quienes invertimos más tiempo en los cuidados. Según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), dedicamos 40 horas a la semana a estas tareas, frente a las 16 horas de los hombres. Es decir, nosotras cargamos con la mayor parte del cuidado de menores, un tiempo que fácilmente puede duplicarse.

Es el caso de Sandra: sale a trabajar a las 6 de la mañana y recoge a su hijo a las 3 de la tarde. El resto del día debe estar conectada, atendiendo tanto su empleo como a su hijo.

Entonces, considerando todos los aspectos que menciona Violetas Escuela de Mujeres, ¿cuánto de nuestro campo emocional, físico, mental, económico y social necesitamos para una cría? ¿Cuánto tiempo debemos destinar para nosotras?

Con todo esto sobre la mesa, dejando de lado la romantización de la maternidad, creo que apenas y me alcanzará para el que viene en camino.

Aquí tendremos la colaboración de Diana Juárez cada semana, con lo que importa de la narrativa feminista.

Foto de Adele Morris en Unsplash

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