El vapeo, que empezó a popularizarse hace poco más de una década como una alternativa presuntamente menos dañina que fumar cigarrillos tradicionales, ha sido objeto de creciente investigación científica. Recientes estudios han revelado riesgos importantes para la salud asociados a estos dispositivos, especialmente por la presencia de metales pesados en el vapor que inhalan los usuarios.
Principales hallazgos sobre el daño del vapeo
- Altos niveles de metales pesados: Investigaciones recientes encontraron que los vapeadores de nicotina pueden liberar metales tóxicos como plomo, níquel, cromo, antimonio y uranio. Estos metales están relacionados con daños al sistema nervioso, desarrollo cerebral, problemas renales, cáncer y enfermedades pulmonares. Algunos estudios específicos encontraron niveles que aumentan con más inhalaciones y superan incluso a los de cigarrillos tradicionales.
- Efectos sobre la salud respiratoria y cardiovascular: El vapor de los cigarrillos electrónicos contiene sustancias irritantes como propilenglicol, glicerina, compuestos orgánicos volátiles y partículas ultrafinas que pueden afectar las vías respiratorias, empeorar enfermedades pulmonares preexistentes y posiblemente generar inflamación pulmonar severa, conocida como EVALI (lesión pulmonar asociada al vapeo). Además, se ha asociado el vapeo con daños en la salud cardiovascular y en la función cerebral.
- Riesgo en adolescentes y jóvenes: Los estudios alertan sobre la exposición de adolescentes a metales pesados a través del vapeo, con riesgos potenciales en el desarrollo neurológico y cognitivo, ya que sus cerebros aún están en formación. El uso de productos con sabores dulces parece relacionarse con mayores concentraciones de metales nocivos como el uranio.
- Adicción y otros riesgos: La nicotina presente en la mayoría de los vapeadores puede crear dependencia y fomentar el consumo de tabaco. Además, el vapor puede contaminar espacios cerrados y afectar a personas no fumadoras por exposición pasiva.
Conclusión
Aunque inicialmente se promocionó el vapeo como una opción menos dañina para dejar de fumar, la evidencia actual muestra que no es un producto saludable ni seguro. Los metales pesados presentes en muchos dispositivos representan un riesgo oculto, y sus efectos a largo plazo aún se están estudiando. Los daños respiratorios, neurológicos y cardiovasculares asociados, especialmente entre jóvenes, hacen necesario un enfoque precautorio y regulaciones más estrictas.
En resumen, vapear tiene riesgos importantes para la salud que superan lo que se pensaba hace unos años, y es recomendable evitar su uso, especialmente en adolescentes y no fumadores.
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