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Por Diana Juárez

Con la llegada de Donald Trump por segunda vez a la Casa Blanca, se ha cuestionado al gobierno de México sobre sus acciones diplomáticas, en específico a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien no tuvo una respuesta “diplomática” ante la vieja amenaza de aumentar los aranceles y declarar la frontera sur de Estados Unidos como emergencia nacional. La atención mediática, sin embargo, se ha centrado exclusivamente en la diplomacia convencional, es decir, en lo que un gobierno responde a otro.

No obstante, existen otros tipos de diplomacia capaces de movilizar y resistir, como es el caso de la diplomacia crítica ejercida por colectivas feministas. Entre las más visibles mediáticamente se encuentran Las Libres, de Guanajuato, y Necesito Abortar, de Monterrey, aunque es probable que existan más. Estas organizaciones han facilitado píldoras abortivas a mujeres en Estados Unidos y brindado asesorías sobre cómo realizar el procedimiento.

“Nos escriben, nos llaman mujeres de Estados Unidos diciendo: ‘Hola, me hablaron de ti’. Muchas ya tienen la información. A veces sólo necesitan las pastillas porque no tienen dinero, y buscan que les confirmes que están bien informadas, ya que ahora el conocimiento está más socializado”, declaró en 2022 Verónica Cruz. Esto ocurrió en el contexto de la revocación de la sentencia Roe vs. Wade por parte de la Corte Suprema de Estados Unidos, una decisión que protegía el acceso al aborto desde 1973.

Esa sentencia, que tenía 50 años de vigencia, fue un referente para Latinoamérica, incluido México. Paradójicamente, mientras en nuestro país parece haber avances en el acceso al aborto, en Estados Unidos la situación ha retrocedido. Aunque el aborto no está prohibido en todos los estados del país vecino, al menos 19 lo han restringido, y esta tendencia podría expandirse, poniendo en riesgo la salud de las mujeres más vulnerables.

No todas las personas gestantes en el país vecino enfrentan las mismas barreras para abortar. Las mujeres migrantes, por ejemplo, suelen estar entre las más afectadas, enfrentando abusos durante el cruce de la frontera. Esta falta de acceso y control sanitario expone aún más a quienes ya viven en condiciones de vulnerabilidad, reflejando un vacío del Estado.

En este contexto, las colectivas feministas mexicanas han intervenido para apoyar a estas mujeres, orientándolas y facilitándoles medicamentos que, idealmente, deberían ser provistos por los gobiernos. Las mujeres migrantes, muchas veces invisibilizadas y olvidadas por el Estado, encuentran en estas colectivas una red de apoyo. Así, es posible imaginar nuevas formas de diplomacia tejidas no por los gobiernos, sino desde las comunidades.

Aquí tendremos la colaboración de Diana Juárez cada semana, con lo que importa de la narrativa feminista.

Foto de Becca Tapert en Unsplash

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