La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ha declarado que la continuidad de la mesa de diálogo con la Secretaría de Gobernación (Segob) depende directamente de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), quienes «están pidiendo diálogo». Esta afirmación, aunque aparentemente abierta y conciliadora, genera preocupación y un llamado crítico a la responsabilidad de todas las partes involucradas.
Un diálogo que no puede seguir en pausa
La CNTE ha mantenido una postura firme en sus demandas, y la apertura de la mesa de diálogo es una oportunidad valiosa para avanzar hacia soluciones concretas. Sin embargo, la insistencia en que «depende de la CNTE» puede interpretarse como una transferencia de responsabilidad que no debería recaer únicamente en el magisterio disidente. La Segob y el Gobierno deben asumir un papel activo y comprometido para garantizar que el diálogo no se convierta en un simple acto simbólico.
La urgencia de atender las demandas legítimas
Las protestas y movilizaciones de la CNTE reflejan demandas legítimas en materia educativa y laboral que no pueden ser ignoradas. La falta de acuerdos o avances concretos pone en riesgo no solo la estabilidad educativa, sino también la confianza en las instituciones. Es preocupante que, a estas alturas, la mesa de diálogo siga dependiendo exclusivamente de la voluntad de un solo actor, cuando el Estado tiene la obligación de facilitar y garantizar procesos efectivos de negociación.
Un llamado a la responsabilidad compartida
Es momento de que tanto la CNTE como la Secretaría de Gobernación y el Gobierno capitalino actúen con responsabilidad y compromiso. La mesa de diálogo debe ser un espacio real de negociación, con propuestas claras y voluntad de resolver los conflictos. La sociedad espera respuestas y soluciones que eviten la prolongación de conflictos que afectan a miles de estudiantes y familias.
En suma, la declaración de Sheinbaum abre la puerta al diálogo, pero también debe ser un llamado a no dilatar más las negociaciones. La educación y la paz social merecen un compromiso serio y efectivo de todas las partes involucradas.