El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha generado tensiones comerciales al amenazar con imponer un arancel del 200% a los vinos, champañas y otras bebidas alcohólicas provenientes de la Unión Europea (UE). Esta medida se plantea como respuesta a un arancel del 50% que la UE anunció sobre el whiskey estadounidense, en represalia por los aranceles estadounidenses del 25% sobre el acero y aluminio europeos.
Trump expresó su descontento en su red social Truth Social, calificando a la UE como «una de las autoridades fiscales y arancelarias más hostiles y abusivas del mundo». Advirtió que si el arancel al whiskey no se elimina «inmediatamente», Estados Unidos aplicará estas tarifas sobre productos alcohólicos europeos, afectando especialmente a países como Francia.
La UE, por su parte, ya había anunciado contramedidas que incluyen aranceles a productos estadounidenses por un valor de $28 mil millones. Estas acciones han intensificado una guerra comercial en curso que afecta tanto a consumidores como a empresas en ambos lados del Atlántico.
Este conflicto amenaza sectores clave como el de las bebidas alcohólicas, con posibles repercusiones económicas significativas. Por ejemplo, Irlanda, cuyo whiskey representa una parte importante de sus exportaciones (40% destinadas a EE.UU.), podría enfrentar graves consecuencias económicas si se implementan estos aranceles.
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