Donald Trump ha intensificado su cruzada contra los medios de comunicación en Estados Unidos, convirtiéndolos en uno de sus principales enemigos. Desde el inicio de su carrera política, ha utilizado un lenguaje agresivo hacia la prensa, acusándola de ser «noticias falsas» y sugiriendo que es responsable de los problemas del país. Este enfoque ha generado un clima hostil que preocupa a expertos en libertad de expresión y periodismo, quienes advierten sobre el riesgo de autocensura y la creación de un periodismo que se adapte a sus intereses15.
Estrategia de deslegitimación
Trump ha desarrollado una estrategia clara para desacreditar a los medios. En sus discursos, ha instado a sus seguidores a abuchear a los periodistas y ha señalado a las cadenas que considera adversarias, como CNN, mientras elogia a aquellas que le son favorables, como Fox News. Esta táctica busca dividir al público entre «buenos» y «malos», consolidando así su base de apoyo13.Además, ha manifestado intenciones de utilizar todos los recursos disponibles para vengarse de los medios si regresa a la Casa Blanca, lo que incluye amenazas de represalias legales y encarcelamiento de periodistas56.
Consecuencias para la prensa
Los ataques constantes han llevado a un ambiente donde los periodistas pueden sentirse amenazados y vulnerables. Organizaciones internacionales han expresado su preocupación por el aumento del riesgo de violencia contra la prensa y han señalado que estos ataques socavan la libertad de expresión y el derecho internacional12. La falta de respuesta contundente por parte del Partido Republicano ante estas tácticas también ha sido criticada, ya que muchos dentro del partido temen enfrentarse a Trump15.
Impacto en la democracia
La situación actual plantea serios desafíos para la democracia estadounidense. Expertos advierten que un segundo mandato de Trump podría resultar en un ataque aún más agresivo contra la prensa, lo que podría llevar a una erosión significativa de la libertad de expresión en el país56. La manipulación del discurso público y la creación de desconfianza hacia los medios tradicionales son estrategias que podrían tener repercusiones duraderas en cómo se informa y se debate en la sociedad estadounidense34.