México se encuentra ante una decisión histórica y polémica: la inminente elección judicial del 1 de junio de 2025. El país enfrenta un intenso debate sobre la conveniencia de participar o abstenerse en este proceso, que por primera vez permitirá a la ciudadanía elegir directamente a ministros de la Suprema Corte, magistrados y jueces federales.
Argumentos a favor de votar
- La elección es irreversible y vinculante
Diversos analistas y activistas, como Miguel Meza y Viri Ríos, sostienen que el proceso ya está legitimado, pues está inscrito en la Constitución y sus resultados serán vinculantes, independientemente del nivel de participación. Por tanto, abstenerse no evitará su implementación ni deslegitimará el proceso. - Diferencias sustanciales entre candidatos
Hay consenso en que existen perfiles muy distintos entre los aspirantes: algunos con trayectorias sólidas y otros considerados peligrosos. Votar informado podría evitar que los peores perfiles lleguen a puestos clave en el Poder Judicial. - El riesgo de dejar la decisión a intereses oscuros
Si la ciudadanía no participa, advierten algunos, serán los intereses económicos, partidistas o incluso criminales quienes definan los nombramientos. La participación ciudadana puede ser decisiva en un proceso donde cada voto cuenta, dada la baja participación esperada. - Impacto en la vida pública
Los cargos a elegir tendrán influencia directa en temas críticos como impuestos, derechos laborales, regulación ambiental y el combate a la corrupción, durante periodos de hasta 12 años.
Argumentos a favor de no votar
- Falta de legitimidad y transparencia
Críticos del proceso, como Marco Baños y organizaciones como México Unido, señalan que la elección judicial está mal diseñada, con reglas cambiantes y falta de transparencia. Denuncian que el procedimiento ha sido manipulado por el oficialismo y que no existen condiciones para un voto razonado. - La elección popular no es el método idóneo para jueces
Se argumenta que la legitimidad judicial debe basarse en la imparcialidad y la formación técnica, no en la popularidad. Elegir jueces por voto confunde los fines del sistema de justicia con los de la representación política y puede politizar la justicia. - No se garantiza una mejora en la justicia
Hay escepticismo sobre la capacidad de la elección directa para resolver problemas estructurales como la corrupción o la impunidad. Se teme que el proceso termine institucionalizando la politización del Poder Judicial. - Abstenerse como señal de protesta
Algunos consideran que no votar es una forma de no validar un proceso que consideran ilegítimo, y llaman a manifestaciones públicas el día de la elección como muestra de rechazo.
La ciudadanía ante el dilema
La sociedad mexicana está dividida y, en muchos casos, desinformada: solo el 48% conoce la fecha de la elección y se estima una participación de apenas el 23%. A pesar de las críticas, una mayoría opina que la elección puede aumentar la confianza en el Poder Judicial y reducir la corrupción, aunque persisten dudas sobre la vulnerabilidad ante el crimen organizado.
Algunos expertos, como Laurence Pantin, destacan el reto de votar de manera informada ante la gran cantidad de candidatos y la dificultad para evaluar sus trayectorias. Experiencias internacionales, como la de Bolivia, sugieren que la abstención masiva puede facilitar la llegada de perfiles problemáticos.
Conclusión
El dilema de votar o no votar en la elección judicial refleja una profunda desconfianza en las instituciones y en el diseño del proceso, pero también un reconocimiento de la importancia de los cargos en juego. La decisión final, como señalan muchos analistas, es personal y debe ser informada, considerando tanto las implicaciones inmediatas como las de largo plazo para el Estado de derecho en México.
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